domingo, febrero 19, 2006

Él sólo quería broncearse, el moreno le sentaba bien.
Las alas se derritieron e Ícaro cayó, muerindo.
Dédalo nunca comprendió lo del bronceado, así que inventó un cuento acerca de retar al sol.
Le daba verguenza confirmar que su hijo era gilipollas.

2 Comments:

Blogger Quique said...

a veces no es malo ser gilipollas... te pueden tomar por listo.

12:37 a. m.  
Blogger Pau said...

Sí, puedes preguntarle a la Silvia... ejem...

3:54 p. m.  

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