martes, febrero 28, 2006

Caían, ya, las luces de neón como estrellas sobre el horizonte que expiraba el último rayo de sol rojo. Dentro del coche se iban sucediendo los reflejos ambar y dorados. El exterior giraba al ritmo suave de una cámara lenta, casi inmóvil, dejándose acariciar por los segundos.
En esos momentos te sientes el rey de la ciudad.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"cuando éramos reyes..."

10:01 p. m.  
Blogger Pau said...

"cada uno de mis amigos"

11:29 p. m.  

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