lunes, abril 24, 2006

Llegaba el tren de vuelta. Había sido un viaje efímero, de esos que cuando intentas recordarlo sólo consigues visualizar dos o tres imágenes. Se había difuminado el letrero azul de Sants y uno con los destellos de cualquier color anunciaba que habíamos vuelto. Grandes son las manos que nos acogen.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Bienvenidos a casa...a una de ellas....a la que os vió nacer....son grandes las manos que acogen en tantos lugares...a su manera; a su aire...!!!! qué ganas de que volvieraissss!!!!! un chute por sodoma y 1/4 de gomorra por favorrr...!!! jijijijiji!!! uns rosa, del Jordi ...jejeje!!! -AuB-

11:43 p. m.  

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