Era en el final de las madrugadas, en la almohada para uno a las cinco de la mañana, donde rebuscaba las canciones que una vez fueron de dos conocidos, y ahora son de demasiados desconocidos. Si existen las hadas, le preguntaron "qué se te ha perdido", pero sin desenterrar la cabeza de la almohada contesto "he venido a buscar mi corazón".
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