miércoles, diciembre 13, 2006

Brillaban sobra la ventana las farolas de media ciudad, con miles de ventanas ajenas teñidas de luz de lámpara. Y luego todos aquellos coches iluminando las calzadas, mezclando sus luces traseras con los semáforos que te retienen. El mundo se mueve con el ritmo de ocho millones de alientos.